Una verdad incómoda y real

Hay veces en que lees posts que te remueven la conciencia, y qué mejor día para hablar de ellos que el Domingo (día oficial del Off Topic). Si la semana pasada hablamos del niño José Carlos, lo que hoy me ha llamado la atención tiene que ver con la crisis y los dramas familiares y personales que se encuentran detrás de ella.

En este blog os he hablado de mis nuevos gadgets, de que si me cambio el coche, de que estoy ansioso por que salga el nuevo móvil de Nokia, la estafa de Rubia Gurú… y mucho más temas que al lado de lo de hoy me parecen banales e insignificantes. No, no voy a cambiar la temática de esta bitácora, pero sí que está bien que de vez en cuando nos recuerden que no estamos solos en el mundo, que hay muchas más personas que las que componen nuestro ámbito familiar y de amistad. Personas que lo están pasando mal, muy mal, y que están más cerca de lo que creemos.

Porque si hay algo que siempre he afirmado es que quizá es más fácil pensar en ayudar a los pobres negritos del África (no hay ninguna intención oculta en estas palabras) que nos quedan muy lejos y es como que te olvidas, le damos dinero a una ONG y que sean ellos los que se encarguen. Y luego se nos llena la boca a la primera de cambio diciendo que somos altruistas y solidarios porque pagamos una cuota anual/mensual/semestral a una de estas ONG y que gracias a nosotros hay gente, que normalmente están en el quinto pino, y que viven gracias a nuestro patrocinio. Así aplacamos la poca conciencia social que nos queda en estos tiempos y nuestro pecado casi diario de estar derrochando dinero, comida y tiempo en actos y productos que nos procuran una felicidad pasajera y fugaz.

En el blog de Alejandro Suárez he visto una historia que me ha puesto los pelos de punta, y ha sido lo que me ha llevado a escribir estas líneas. Me he permitido la licencia de copiarle el título de la entrada pues lo considero muy descriptivo del tema. Nos cuenta Alejandro que por la radio ha escuchado la historia de una señora que “Tiene varios hijos y uno de ellos tiene una discapacidad total, le han operado más de 30 veces y si eso ya no fuera de por si un drama, el drama de verdad es que tanto ella como sus otros hijos poco más o menos que “celebran” los días de estancia en el hospital ya que pueden comer regularmente repartiéndose la comida del hijo enfermo entre todos, o como comentaba como se las ingeniaba para mezclar la leche con agua y que así a sus hijos les durara más, o como compraba carne de desecho, de la que venden para alimentar a los perros en zonas rurales para así mezclarla con un poco de arroz y comer cada día.”.

Este testimonio desgarrador me hace plantearme el por qué a veces me preocupo tanto por tonterías cuando la gente, ahí fuera, lejos de mi mundo de cachivaches electrónicos, tiene problemas DE VERDAD. No puede haber nada peor en este mundo que no poder alimentar a tus hijos, y lo digo aún sin ser padre.

Por suerte, todavía queda gente buena. Sé que parece un tópico, pero lo entenderéis si os copio otro trocito del post de Alejandro: “tenderos, fruteros etc. habían llamado a la radio sin que nadie pidiera nada y habían garantizado la comida de esa familia durante los próximos años, comprometiéndose a enviar todo lo necesario cada semana para su alimentación”.

Sirva esta entrada como homenaje a estos héroes anónimos que son capaces de compartir sin problemas para ayudar a sus conciudadanos. Porque aunque ayudar al tercer mundo está muy bien, no debemos olvidar que no tan lejos (posiblemente algún vecino de tu pueblo/ciudad) hay gente como tú y como yo que también lo está pasando mal y que necesita nuestra ayuda. Ésta no es tan fácil de dar porque no se trata sólo de pagar una cuota y requiere más implicación personal, pero sin duda es más satisfactoria por la cercanía que implica el resultado. Como dice un comentario al post que estamos comentando: “En España, hay muchas personas en situación de extrema pobreza. Gente sin recursos, que para más Inri, ve como le deniegan las ayudas que pide al estado,pues la asistenta les dice que les han dado ordenes de darlas a las personas que vienen del extranjero.

Gente que que parece invisible para la sociedad, gente que nos cruzamos por la calle y que muchos hacen como que no han visto nada…

Gente que sufre, que inventa mil martingalas y no me refiero para llegar a final de mes, sino para sobrevivir. Haber hay mucha gente.

Pero al igual que a la hora de hacer turismo que la gente parece que cuando más lejos esté el país que ha visitado mejor ha sido el viaje y más categoría tiene (con la de cosas que tenemos en España), a la hora de hacer donativos los envía a países subdesarrollados, teniendo vecinos en su propio barrio, pueblo, o ciudad a los que poder ayudar.

Imaginad como se sentirán estas personas cada vez que ven anuncios de ayudas para el tercer mundo, de fundaciones para erradicar la pobreza, de acciones de grandes empresas en sitios lejanos (la típica foto del niño subsahariano que tanto conocemos, y que todos asociamos a la pobreza). Esas personas estarán destrozadas, se sentirán rechazadas, abandonadas y olvidadas… ¿por qué no les ayudan a ellos?”

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Juanjo

Me llamo Juanjo y en un sucinto resumen se podría decir que soy un informático adicto a las series, el cine y la lectura, además de apasionado por los ordenadores, móviles, gadgets, internet, videojuegos… lo que viene a ser un geek ;).