Una de las mejores facturas jamás realizadas

Hoy vengo con una nueva curiosidad, una de esas que cuando terminas de leer el contenido te quedas pensando… “Este tipo fue un crack”. Al menos, esa ha sido mi reacción nada más finalizar la lectura de un interesantísimo artículo cuya procedencia no citaré en estos momentos para evitar fugas y así obligaros a leer todo el texto. Sí, yo también os aprecio un montón y por eso os recomiendo que me sigáis, os gustará.

Tenemos un personaje principal

Charles P. Steinmetz, uno de los ingenieros más importantes de su época y de todos los tiempos, para que nos vamos a engañar. Se dice que nació en Polonia allá por el año 1865 y realizó sus estudios en la Universidad de Breslau, aunque tuvo que marcharse antes de finalizar su doctorado por sus ideales socialistas.

Charles P. Steinmetz

Después de estar brevemente en Zúrich, emigró a Estados Unidos para trabajar en una pequeña compañía eléctrica propiedad de un compatriota suyo, Rudolf Eickemeyer. En ésta, pudo montar un pequeño laboratorio de pruebas donde realizó algunos de sus más importantes descubrimientos, como la histéresis en electroimanes.

Pasado un año, General Electric absorbió la compañía en la que trabajaba, aunque éste logró que se le conservara el puesto y su pequeño laboratorio. Acudía a congresos, formuló teorías y demostró sus habilidades a los más entendidos, donde muchos de ellos no lograban ni seguirle, aun sabiendo que aquello que decía poseía una utilidad extraordinaria. También fue profesor de la universidad de Schenectady.

Contamos con el escenario

Una fábrica de Henry Ford, sí, el mismo que con sus modernas cadenas de producción revolucionó el sector automovilístico e industrial de todo un país. En una de sus instalaciones de producción, se detectó un problema que estaba dando más de un quebradero de cabeza a sus ingenieros, se trataba de un enorme generador eléctrico que recientemente había sido instalado y que no paraba de dar fallos.

steinmetz

Después de varios intentos sin resultado, el conocido empresario optó por buscar ayuda externa, y recurrió a nuestro ingeniero Steinmetz. Él sabía que una persona de su reputación y con los conocimientos que tenía, podría encontrar una solución.

Todo listo para la escena

Steinmetz aceptó la oferta-reto de Henry Ford y rápidamente se dispuso para viajar hasta la fábrica en cuestión con la intención de buscar el fallo en el generador. Cuando éste llegó, lo único que solicitó fue que se le facilitase un camastro, papel y lápiz.

Estuvo alrededor de 2 días realizando una infinidad de cálculos mientras se escuchaba el sonido que emitía el aparato averiado. Pasado este tiempo y habiendo obtenido una conclusión, solicitó una escalera, tiza y una cinta métrica. Subió como pudo a lo alto del generador, realizó unas últimas mediciones y dejó una pequeña marca con la tiza en una de sus superficies. Tengamos en cuenta, que según podemos ver en la siguiente imagen, Steinmetz ubicado en el centro, tenía problemas de salud, enanismo, cifosis y subluxación de la cadera.

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Ante la mirada incrédula de los asistentes allí presentes, afirmó que el problema desaparecería en el momento en el que abrieran una zona concreta del generador y eliminaran 16 vueltas de la bobina desde el punto donde había dejado su señal con la tiza. Al equipo de ingenieros de Ford no le quedó otra que probar estas indicaciones, y por sorpresa para todos, el generador volvió a trabajar a pleno rendimiento.

Y llegó el momento de cobrar

Pasado un breve período de tiempo, llegó una factura procedente de los servicios prestados por Charles Steinmetz con una cuantía total de 10.000 dólares. Hay que recordar que esa cantidad no tiene el mismo valor de hoy en día, por lo que tendríamos que multiplicarla unas cuantas veces.

Ford, a pesar de haber quedado completamente satisfecho y agradecido por los servicios prestados, pensó que se trataba de un error, por lo que procedió a devolverla y solicitar una nueva completamente detallada.

Al poco tiempo, volvía a tener noticias de Steinmetz, el cuál le había reenviado la misma factura con una nueva anotación:

Marca de tiza en el generador: 1 Dólar. Saber dónde hacer la marca: 9.999 Dólares. Total: 10.000 Dólares.

Este artículo rinde homenaje a ese conocido dicho popular donde se dice que los elevados costes que vienen en las facturas no son por apretar un tornillo, sino por saber qué tornillo apretar.

Espero que os haya gustado tanto como a mí, y os recomiendo que sigáis la historia de una forma más detallada y original desde la mismísima fuente que ha conseguido despertar mi admiración por este ingeniero tan “ingenioso”.

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Andrés

Ingeniero informático en formación. Desde que nací con un ordenador bajo el brazo, consumo tecnología casi a diario. Me gusta escribir sobre aquello que merece la pena y me declaro fan incondicional del social media y la redacción.