¿Quieres conseguir que tu sistema operativo funcione ligero, sin ningún tipo de parón ni sobrecarga? ¿Estás cansado de quedarte colgado y buscas que el ordenador empiece a ir como un auténtico misil? Pues cómprate uno nuevo, el que tienes es probable que ya esté demasiado quemado y desfasado como para pedirle que ejecute aplicaciones de hoy con unos componentes y configuraciones de ayer. No se le puede pedir peras al olmo, a veces caemos en el error de querer convertir un ordenador de 2cv en un auténtico Ferrari, sin considerar realmente lo que tenemos encima de nuestro escritorio, y terminamos por desesperarnos.
Ahora bien, siendo conscientes del potencial real de nuestro ordenador y comprendiendo que lo antiguo siempre irá más despacio, hay equipos que todavía pueden salvarse de la quema, se encuentran en una situación deplorable sí, en cuanto a mantenimiento, pero si se les pasa por el túnel de lavado, es probable que puedan volver a brillar, al menos, durante algún que otro año más. El artículo de hoy está especialmente indicado para aquellos que tenemos un PC relativamente moderno, pero exageradamente lento por culpa de nuestra dejadez.
Partiremos de la base de que la gran mayoría de sistemas operativos Windows, a pesar de ir aumentando sus requerimientos conforme salen nuevas versiones, trabajan siempre sobre una configuración estándar, es decir, muchos procesos se ejecutan de igual forma sin tener en cuenta la potencia del ordenador en cuestión.
Hoy, sin necesidad de tener ningún conocimiento informático, veremos una serie de consejos que conseguirán hacer que Windows y sus procesos se ejecuten de una forma mucho más ligera y eficiente.
Deshabilita programas que no utilizas
No te imaginas la cantidad de recursos que se consumen durante el arranque con aquellos programas que, aun no necesitándolos, se ejecutan automáticamente en segundo plano cada vez que iniciamos Windows. La mayoría de veces no nos damos ni cuenta de que existen y mucho menos que se ponen en marcha cada vez que se enciende el ordenador. El resultado es un arranque lentísimo, que se demora aún más cuando intentamos abrir el navegador o cualquier otro programa y éstos se saturan también.
La solución es muy sencilla, pincha en INICIO y justamente arriba, en buscar archivos escribe “msconfig”, cuando aparezca el programa, ejecútalo sin temor. Aparecerán varias pestañas, tú seleccionarás “Inicio de Windows” y en ella podrás ver la interminable lista de programas que se ejecutan cuando arrancas Windows. Desmarca aquellos que no utilizas nunca ni al encender el ordenador, y aplica los cambios.