Durante los últimos años hemos multiplicado por 10 la potencia de los procesadores de nuestro terminal, la memoria RAM se ha disparado, las cámaras hacen fotos y vídeos de verdad, la memoria interna ha pasado de almacenar apenas 5 mensajes/llamadas entrantes a ofrecernos Gigas de espacio, mientras que las pantallas presumen de espectaculares resoluciones.
Cualquiera que venga del pasado se sorprendería con todas las prestaciones que hoy en día disfrutamos. Sin embargo, hay un componente que, comparado con la evolución del resto de puntos, evoluciona a paso de tortuga, hablo de la batería, esa que a veces consigue desesperarnos porque hace que todos los días el teléfono tenga que recargarse, aun habiéndolo usado más bien poco.
Un futuro que promete evolucionar
Hay nuevas técnicas, materiales y soluciones que están en camino, proyectos que podrían revolucionar el sector de las baterías que hoy conocemos, sin embargo, todo depende de la prisa que se quieran dar en lanzarlos al mercado. No olvidemos que como en todos los sectores, existen determinados intereses que podrían hacer que esto se ralentizara aún más.
¿Venderías una simple bombilla que no se funde por 50-70€ o prefieres vender las tradicionales que sí lo hacen por 2, 3, 4 u 8€ y asegurarte que los clientes vuelven? Mucho se ha hablado sobre esta cuestión, pero hasta que aparezcan las novedades en el campo de las baterías, tendremos que conformarnos con tener siempre a mano un cargador y dar las gracias por las pequeñas mejoras que se van realizando.