Robótica en el pasado: El flautista, un escritor y un pato que digiere alimentos

No hay día en el que los avances de la tecnología nos sorprendan, si bien últimamente hemos puesto el punto de mira en los nuevos sistemas operativos y aplicaciones del mundo de los dispositivos móviles, es momento de dar un salto de línea y centrarnos en otro campo en el que se llevan muchos más años de inversión, sorpresas y avances, me refiero a la robótica. Un campo apasionante y lleno de misterio, pues a pesar de las maravillas que hoy en día ya se han logrado, estamos como aquél que dice, todavía en pañales.

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No sabemos lo que pueden llegar a ofrecernos los futuros modelos, pero de lo que si estamos seguros es de que la realidad, una vez más, ha superado con creces a la ficción. No es la primera vez que la gran pantalla se adelanta con escenas del futuro que nos parecen imposibles para el presente en el que vivimos, con los robots así ha sucedido. Si miramos unos años atrás y recordamos la película de Will Smith, Yo Robot, veremos como esos robots, tan futuristas y repletos de misterio ya podrían ser casi una realidad, incluso mejorada estéticamente.

¿Cuáles fueron los inicios de la robótica?

Llevamos unos cuantos siglos construyendo máquinas que simulasen de alguna forma la inteligencia, interacción y actividades que realiza el ser humano. Aún recuerdo como los egipcios construían brazos mecánicos en algunas de sus estatuas más representativas, o como los griegos empleaban ya sistemas hidráulicos en los monumentos de sus templos para asombrar a sus seguidores más fervientes, era una auténtica maravilla.

Podríamos decir que los inicios de la robótica actual fueron a partir de 1800, una época de revolución industrial. Precisamente en 1801 fue una máquina textil y Joseph Jacquard los que dieron el pistoletazo de salida, ésta estaba preparada para trabajar de forma programable mediante el uso de tarjetas perforadas, una auténtica revolución por aquellos tiempos. Pero esta invención no fue la única sonada, en 1892 el torno mecánico de Babbitt también fue muy popular. Sin embargo, el motivo por el que redacto este artículo viene de un tiempo anterior, cuando “robot” todavía se llamaba autómata…

Pero no podemos negar que antes no ocurriera nada…

Éstos no fueron ni mucho menos los únicos inventos robóticos de aquél siglo XIX, sin embargo, unos cuantos años antes ya aparecieron pequeños signos con autómatas que predecían y auguraban que la robótica siempre sería un campo en el que el ser humano iba a seguir avanzando con paso firme.

El flautista de Jacques Vaucanson. Este ingeniero francés, al cual se le considera como el inventor del primer robot, construyó en 1739 un robot inspirándose en la figura de un pastor, capaz de tocar el tambor y la flauta, donde contaba con un amplio repertorio de canciones.

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Sin embargo, el flautista no fue su obra estrella, ya que un año más tarde presentaba “El pato”, un pequeño robot capaz de digerir alimentos, defecarlos, beber agua y mover sus alas. Contaba con más de 400 partes móviles y a pesar de la importancia de sus creaciones, unos años más tarde terminó por aborrecerlas y las vendió. Cosas de la vida…

La muñeca de Henri Maillardet. El mecánico suizo construyó en 1805 un autómata capaz de realizar dibujos y escribir versos tanto en inglés como en francés. Gracias al mecanismo de levas que se le había implantado, cuya memoria era muy superior a cualquier otro de la época, era capaz de redactar textos y hacer hasta 7 dibujos.

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Mientras me informaba sobre Maillardet, he recordado que tenemos una película reciente donde precisamente se hace honor a la creación de este mecánico suizo, hablo de “Hugo”. En la imagen anterior podemos ver como la toma derecha pertenece a una escena de la película.

Cuando se dio a conocer la palabra robot

Aunque parezca extraño, el término “Robot” no se conoció hasta la llegada de una obra de teatro: “Los robots universales de Rossum” en 1920, donde un individuo fabricaba un robot y éste terminaba matándole.

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Es curioso ver como por aquellos tiempos ya se comenzaba a presuponer el riesgo de una hipotética “supremacía” de las máquinas sobre el ser humano, una sensación que va creciendo a medida que vamos avanzando en este campo, tan solo tenemos que ver como en muchas películas “futuristas” se pone en evidencia.

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Andrés

Ingeniero informático en formación. Desde que nací con un ordenador bajo el brazo, consumo tecnología casi a diario. Me gusta escribir sobre aquello que merece la pena y me declaro fan incondicional del social media y la redacción.