Hay cosas que me siguen cabreando demasiado (2). Los anuncios en septiembre, fasciculos y coleccionables

Esta entrada llega quizá un poco tarde. La tenía en mente desde principios de este mes pero entre unas cosas y otras se me fue el santo al cielo.

Septiembre es un mes que me gusta. A nivel profesional, coincide con la campaña de “vuelta al cole” y hasta hasta hace un par de años significaba una gran recuperación de las ventas después de los fatídicos meses de verano. Quizá se podría decir que, históricamente, para una tienda de informática hay dos campañas esenciales: septiembre y diciembre-enero. Esto era, por supuesto, antes de la recesión-desaceleración-crisis económica que ya se notó, y cómo, el último cuatrimestre de 2008. Este 2009 no se está quedando atrás, ni mucho menos: estamos, en nuestro caso, en la peor vuelta del verano que hemos tenido desde que abrimos.

A nivel personal septiembre también suele gustar a mucha gente porque, sin llegar a ser un cambio de año, implica la vuelta a la cotidianeidad y el hacerse nuevos propósitos después de un mes de descanso y ocio (para el que lo tenga). Volver al gimnasio para quitar los kilos de más ganados durante junio-agosto, apuntarse a clases de idiomas, hacer algún cursillo, replanteamientos filosófico-morales… suelen ser actitudes que casi todos nos hacemos en mayor o menor medida este mes.

Pues bien, es esta sensación de cambio y de “nueva vida” la que quieren aprovechar todas las empresas de coleccionables y fascículos para inundar la televisión de anuncios insoportables hasta la extenuación. Si por algo se nota que llega septiembre es por estas propagandas, que ya empiezan a asomar hacia finales de agosto. Y hay para todos los gustos, oiga: libros, DVDs, abanicos, maquetas, rosarios, miniaturas, cursos, enciclopedias… llamadme intransigente y poco empático, pero por favor, que alguien me explique quién puede ser tan hortera y querer decorar su casa con abanicos o instrumentos de música diminutos, que seguro están fabricados en la china y te los venden a precio europeo.

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Porque esa es otra, el primer fascículo te lo dejan a un precio irresistible. Pero luego lees la letra pequeña y te das cuenta: tropecientas entregas a X euros dan un total para caerse de culo. Con razón los quiosqueros reconocen que la peña no suele pasar del tercer artículo de la colección.

No nos engañemos, las editoriales no están tontas y tienen gente más lista que nosotros detrás de todo esto. Saben cómo y cuándo tienen que hacerlo todo para que se haga atractivo. Por eso los establecimientos están saturados de ejemplares de inicio, con su cartón bien grande y llamativo, y para el resto hay que reservar (se ajustan las tiradas). También son conscientes de que no es preciso vender todas las vertientes que se anuncian, la cuestión es bombardear a la audiencia con posibilidades y las ganancias de una colección cubren las pérdidas de otras. Para RBA (editorial que cuenta con un 39% de cuota de mercado) supone el 35% de su negocio, con una facturación de casi 450 millones de euros. Casi nada, ¿verdad?

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A pesar de todo, quizá lo que más molesta no sean los dichosos anuncios. Creo que lo que más me altera de este asunto es lo predecibles que resultamos las personas para las agencias de marketing. Siendo septiembre un mes tradicionalmente de muchos gastos (por ejemplo el nuevo curso para los niños suele implicar libros, ropa, etc.), saben que aún así es una época propicia para que gastemos más dinero en tonterías como esta. Y es que la necesidad psicológica de sentirnos realizados, de mejorar nuestras vidas, de plantearnos objetivos y ambiciones en muchos casos inalcanzables por desidia es algo imposible de aplacar.

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Juanjo

Me llamo Juanjo y en un sucinto resumen se podría decir que soy un informático adicto a las series, el cine y la lectura, además de apasionado por los ordenadores, móviles, gadgets, internet, videojuegos… lo que viene a ser un geek ;).