Cuidado con la gente que agregas a WhatsApp

Hoy os traigo una historia que parece sacada de una película de Tim Burton por lo surrealista de la misma. De hecho, si no fuera porque le ha pasado a un familiar directo, ni me la creería.

Esta anécdota le ocurrió a un primo mío ayer mismo. Para situaros, el chaval tiene 22 años y me llamó inmediatamente después para ponerme al corriente de lo ocurrido, aún un tanto alterado y en busca de consejo. Enseguida observé que era material de primera para un post en el blog, al estilo de los viejos tiempos, así que tomé papel y boli para anotar lo que me iba contando.

Todo empezó hace unos dos meses. Mi primo Joan y unos amigos suyos estaban hablando de acudir todos juntos a un evento, así que creó un grupo de Whatsapp donde los agregó a todos. Posteriormente, uno de ellos le dijo que añadiera a otra persona que se apuntaba y le dictó el número de teléfono de la misma. Al agregarlo, observó que la foto de perfil era una bandera de Euskadi (dicho este dato para aclarar que no había foto personal) y le extrañó (él vive en la provincia de Valencia), pero no le dio la menor importancia. Al día siguiente, se habló en dicho grupo de la organización del evento durante unas horas y una vez aclarados todos los términos se cerró. El de la banderita no habló en ningún momento, y comentándolo luego entre ellos su amigo le dijo que quizá se había equivocado y le había dado el número “viejo” del otro. Se le contaron directamente después los detalles y listo. Como veis, hasta aquí nada raro ni imposible.

cuidado con quien agregas al whatsapp

Pues bien, ayer mismo, mi primo recibe una llamada de un energúmeno totalmente alterado, que empieza a decirle que a santo de qué le mete a él en un grupo y que “tú quien eres para meterme a mí ahí”. Joan no salía de su estupor, y cuando consigue situarse y que el tipo le explique de qué estaba hablando, deduce que cuando creó el grupo de marras, se equivocó al apuntar el número de teléfono que le dieron y, por tanto, agregó sin querer a alguien que no era el que pretendía, es decir, añadió al energúmeno. Intentó explicarle lo ocurrido de manera amable y pacificadora, pero la conversación tomó derroteros peligrosos con frases como estas por parte de dicho individuo:

– Eso no es culpa mía, yo mis errores los pago bien caros. Ahora vas a pagar tú el tuyo.

– Te voy a denunciar a la Guardia Civil.

– Ten por seguro que lo vas a pagar, he hablado con mis abogados y por la Ley de Protección de Datos vas a tener que pagar multas cuantiosas.

– No tenías por qué agregarme sin conocerme.

Mi primo, totalmente estupefacto por la beligerancia de dicho retrasado mental, intentó por activa y por pasiva explicarle de buenas maneras que había sido un error totalmente involuntario y que lamentaba las molestias que le hubiera podido ocasionar. También incidió en que el grupo se había creado hacía varias semanas y que sólo había durado un día, y que habría podido salirse él mismo con una sencilla acción sin ninguna dificultad si le había molestado en aquel momento… pero el energúmeno no atendía  a razones y cada vez subía más el tono sus amenazas. Al ver que no había manera de poder solucionarlo de manera racional, le colgó.

Unos minutos después, vuelve a sonar el teléfono y, oh sorpresa, era nuestro querido amigo amante de la protección de datos, esta vez ya paranoico perdido y lanzando exabruptos y amenazas por doquier (lo que más curioso me pareció a mí mientras escuchaba el relato es la insistencia en el tema de las multas y del dinero). Según palabras textuales de Joan, “empecé a notar cómo se me hinchaba la vena de la cabeza y que incluso llegué a tartamudear, de la mala leche que me entró al ver que no había manera de que se calmara” y, como no podía ser de otra manera, explotó y le soltó la siguiente perla a voz en grito:

– Mira tío, antes de denunciarme, a ver si vas al psicólogo y mírate la cabeza, que se te va la olla que no veas. Y si te pones farruco, el que te va a denunciar soy yo a ti por acoso, amenazas y chantaje.

whatsapp energúmeno

Se produjo entonces un silencio sepulcral en la línea, remató con un “¿te has enterado bien o qué?” y le colgó. Y durante el resto del día, nada más se supo.

Y hasta aquí lo que se me contó. Tan increíble me parece lo ocurrido, que si hubiera sido otra persona quizá hubiera creído que era inventado o al menos exagerado, pero esos dos defectos no son precisamente característicos de Joan así que por mi parte le doy la mayor credibilidad posible.

Ahora bien, es cierto que reflexionando sobre el tema se me plantean ciertas dudas al respecto. Hace ya muchos años que mi época de estudios legislativos ha quedado enterrada, pero no puedo evitar pensar… Si es tan fácil agregar a alguien a un grupo, sin que se necesite su consentimiento, ¿puede haber algún problema legal por ello? Imagino que cuando se aceptan las condiciones de uso de Whatsapp, también estarás aceptando y asumiendo que estas situaciones se pueden dar ya que eres tú mismo el que integras tu número de teléfono en una red en cierta manera pública. De hecho, para agregar a alguien a Whatsapp e incluso ver su foto de perfil y su mensaje de estado no hace falta tampoco su permiso explícito, tan sólo saber (o inventarse) su número de teléfono. Así las cosas, entiendo que es imposible que alguien pueda hacer nada a nivel policial o judicial ante uno de estos casos, máxime teniendo en cuenta que no hay mala fe por ningún lado. Si alguno de nuestros lectores está más puesto en estos temas y quiere dar su opinión en los comentarios, serán bienvenidos.

Dejando fuera los aspectos normativos, también me pregunto qué intención podía tener el exaltado este al amenazar así a un chavalín (y más dos meses después de que ocurridos los hechos), porque cualquiera con dos dedos de frente creo que entendería que es un error involuntario que carece de la más mínima mala intención. Tengo la intuición de que si mi primo no le hubiera cortado de esa manera, posiblemente habría llegado a pedir un “arreglo económico” para no llegar a los tribunales, a ver si con un poco de suerte se sacaba un sobresueldo… ¿vosotros qué opináis?

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Juanjo

Me llamo Juanjo y en un sucinto resumen se podría decir que soy un informático adicto a las series, el cine y la lectura, además de apasionado por los ordenadores, móviles, gadgets, internet, videojuegos… lo que viene a ser un geek ;).